martes, marzo 02, 2010
1,2,3 calabaza
en esta era de crisis, no a la falta de vocabulario,
sino al deshielo, pues sabemos que
no es lo mismo el calentamiento global
que dos billones de años atrás.
Por ello es que alguna forma de lenguaje
está en peligro de extinción, es el orden universal.
Aquí el show debe continuar con su travesía sin igual.
Distintas eras, un reincidente: el movimiento
Incluye naturaleza, flora, fauna y mineral; las aguas del mar;
reptiles que nadaron, reptaron, treparon, caminaron a tierra
y la consiguiente evolución.
Naturaleza que excluye, después el hombre
Homo homini lupus
y en seguida la involución.
Después del hombre, el hambre y la tiranía.
También la tecnología, la psicología, la ecología,
las artes y los oficios.
Y volvemos otra vez a las palabras; al despilfarro del
vocabulario, la crisis, la economía y volvemos a empezar.
Cabeza de marfil
Dos palabras: inseguridad e impotencia.
La primera no es noticia ni sorpresa, la capacidad de asombro se ha reducido a su mínima expresión. La violencia no es otra cosa que el símbolo del ser -que en nada se parece al deber ser-.
En una ocasión escribí ideas sobre lo no tipificado, pensé en muchos conceptos, pero hoy no temo ser asertiva al proponer nuevos e infamantes día con día; desconozco el verdadero nombre de la sensación al ser conminado y ver venir de frente a tu madre, quizá lo más cercano sea la impotencia, la amenaza o la advertencia; aún así no es todo, como tampoco es apatía la falta de ánimo para evitar un desajuste mayor o más violencia, en este país se llama "justicia".
En el caso de sentir temor por el otro y por la otredad, dejar de preocuparte únicamente por ti, no se llamaría ni empatía ni solidaridad, pero tampoco cesa esa necesidad tribal de bienestar, reconocimiento, amor y hasta cierto estado de naturaleza puro, pero ninguna de ellas me parece justa, a menos que se piense en la previa desacreditación de la academia de la lengua, institución con la que aún ahora conservo cierta afinidad.
Insisto en que una imagen doble no es un espejismo necesariamente. ¿De qué modo nombrar entonces la imagen viva - y quizá hasta poética en otra circunstancia- de un rostro blanco reflejado en el marfil? Lírica, quizá metáfora... Pero yo lo vi en su rostro enmarcado en un revólver plateado con la cacha de marfil y escuché el crujido del martillo en su sien.
Belleza blanca, insuficiencia, pena. Ese hecho en mi cabeza se registró como fotografía que a punto estuvo de ser plata sobre gelatina. A pesar de ser un interesante juego de palabras y puede parecerme hoy hasta creativo, ya no me es gracioso, más allá de odiarlo, por sí misma una risa evidenciaría una gran torpeza e indolencia.
Los días corren, no transcurren, las noches alteran. Quisiera escuchar tres palabras de "alguno" que logre tranquilizar mi ánimo, una vez y mil veces he escuchado "todo estará bien", es lo más falso que he escuchado.
Yo escribo, tú buscas un nuevo auto, temes llegar aquí, yo salir de casa y que alguien aguarde en el zaguán. Tengo miedo de quién pueda estar detrás del árbol o en la esquina de la calle. Los elefantes huyeron de África y se ahogaron en el Atlántico, pero no se salvaron de ser atracados, hasta aquí llegaron sus restos.
El profeta
Un amanecer de estrellas incesantes, de hadas diurnas que apenas esperan al sol; tu casa está en la cima y yo llevo hacia ti la mía, allá voy. Esas primeras luces me recuerdan nuestros primeros días. Casi nunca saben lo que quieren, así ha sido, pero elegí, quizá por única ocasión en total cumplimiento de la devoción.
Me hice más fuerte de lo pensado. Comencé mi libro, mi álbum, mis letras. Hoy los vicios e incapacidades me avasallan, puedo hacerlo, pero no como deseaba: una pierna rota y muchos años encima me inutilizan, un nuevo panorama entre ciénagas me hace saberme disminuida: Casi nunca saben lo que esperan.
A mi lado esta un hombre capaz de escucharme llorar y preguntarme si estoy enferma, al día siguiente propondrá realizar un viaje mágico para no verme descubrir mi tristeza, yo puedo ser incapaz de notarlo.
Añoro tu morada, yo llevo para allá mi caparazón, mi casa es de agua y se ha derramado. Casi siempre se suicidan.
Quizá necesitamos un vuelo, un dirigible y menos tiempo para pensarlo, quizá el tiempo solo me ha sobrado a mí. Corre el tiempo, los 27, los 28, los 29. Tal vez no llegue a los 33, entonces habrás errado con tu profecía de cigoto suicida.
Llegará la calma al tibiar el sol y sonreiremos con rostro de amanecer implorando soledad, calma y silencio. Llegará la luz, sólo quiero continuar tirada en la cama, quizá beba antes una taza de café. He observado que hay personas que recurren a un segundo lenguaje para expresar lo que realmente sienten.