domingo, abril 12, 2009

Vivit sub pectore vulnus


Para renacer después de las vueltas del destino,
y vacía , tal como he quedado tras tus palabras,
rompo mi cuerpo y otra herida sangra.
Enmudecen estos labios que recorrían tu eternidad,
que te nombraban a cada momento evitando lágrimas.

Hoy no surges de las paredes calizas ni de mi almohada suave, no se escucha tu respiración, no dejaste siquiera tu sombra,
tu aroma, hasta mi fantasma se escapó entre tus huellas.
No existe el hubiera, desgraciadamente es lo único que no existe; hasta la nada y el vacío son reales, pero no el hubiera.

Caen cascajos de dignidad, de paz, del amor que sí fue en mi. Vive la herida del alma que te vivió y te enseñó a vivir, vive bajo un corazón quebrado que te brindó su máxima dulzura, que te regaló a la mujer. Esta que hoy te agradece la honestidad y libera tu alma en un adiós.

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