Los titulares de los diarios hablarán del apoyo internacional a Taiwán, de los muchos asesinatos en el país y de la naturaleza de las lágrimas de San Lorenzo; profesionales y amateurs premiarán generosamente a quien logre la mejor toma de la miseria humana y los demás habremos de suspendernos porque, precisamente mañana, la Tierra no estará a expensas del capricho humano.
Sólo un día para evitar la conmoción irreal: ¡Mañana no existen los medios! Permanecerá el tiempo intacto, de tal modo que el mismo orden confunda la noche con el amanecer. Cualquier tránsito responderá exclusivamente al tránsito del color.
Mañana no existen las voces altas ni las dendras múltiples, no daré alcance a la ira o a las ausencias, ya no tengo ganas. Para mañana encargué un palacio con pisos de ópalo pulidos y fuentes azules, de Babilonia me traen el jardín de Ishtar y la puerta azul que conduce a su santuario.
Mañana que amanezca, la única certeza frente a mí será la luz del día sobre la rosa.
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