Dos cuentos de hadas

CENICIENTA

Cenicienta camina sobre las brazas
sin zapatillas de cristal,
lleva perforados los pezones,
los labios y la nariz,
su piel es arcilla profunda.

Cenicienta se confunde
entre las sombras de la noche.
Cenicienta no vive sola,
continúa al servicio de los otros
(y de los astros)
es su único parecido
con las otras cenicientas.

Cenicienta tiene un cuerpo rollizo
muy fuerte, conoce el dolor.
Cenicienta pertenece a una tribu
que la aceptará tras un rito
de iniciación.
Cenicienta no baila un vals,
pero conoce el ritmo
y la guía la percusión.

Esta noche Cenicienta acude
al baile que decidirá su madurez,
que la hará un hombre.
...Y ella piensa en el príncipe azul.


...Y BLANCANIEVES

Repto entre ciénagas con harapos entre mi cuerpo,
Soy Cenicienta después de la media noche
en un reino perdido entre las entrañas del averno.
El sol muestra sus fauces y descarna mi piel,
el cáncer hace su parte me traga viva.
La luna seca mis ojos, me revienta los párpados,
todo vestigio de agua en mi cuerpo se ha vuelto erupción;
se han erosionado mis manos, mis pies, cada orificio de mi cuerpo;
mi corazón se ha convertido en un hueco muy profundo.
la psicopatía es un gran dolor, ha derruido mis letras,
horadado mis pensamientos, me petrifica;
ha hecho brotar siete enanos que talan, destazan, violan
y corrompen tanto realidad como fantasía, enanos asesinos
que debutan en este teatro pretendiendo ser la redención.
Blanca Nieves tragó la manzana hace siglos
y no volvió a despertar;
Cenicienta caminó con los pies descarnados y los
huesos astillados sobre sus zapatillas de cristal
al dar un paso por este reino.